6. Tu respiración
Sigue tu respiración: Cierra los ojos, y concéntrate en tu cuerpo y respiración. La meditación se puede practicar con los ojos abiertos o cerrados.Por lo general, se recomienda que los principiantes comiencen con los ojos cerrados para evitar distracciones visuales. Sigue tu respiración. El aspecto más básico y universal de todas las técnicas de meditación es la respiración, por lo que es un buen punto de inicio. Escoge un punto del ombligo e intenta llevar tu atención hacia él en tu mente. Siente cómo sube y baja en el abdomen al inhalar y exhalar. No hagas un esfuerzo consciente por modificar tu patrón de respiración; respira normalmente.
Enfócate únicamente en tu respiración. No pienses en ella ni la evalúes (por ejemplo, al pensar que una respiración ha sido más breve que la anterior). Simplemente intenta conocerla y estar consciente de ella.
Enfócate en alguna imagen mental para guiar la respiración. Por ejemplo, puedes visualizar una moneda apoyada en el punto escogido del ombligo y sentir cómo sube y baja con la respiración. También puedes imaginar una boya flotando en el océano, subiendo y bajando al ritmo y la pausa de la respiración. Alternativamente, puedes visualizar una flor de loto sobre el abdomen, abriendo sus pétalos cada vez que inhalas.
No te frustres si tu mente comienza a divagar. Recuerda que eres principiante, y necesitarás tiempo para perfeccionar la técnica. Simplemente haz un esfuerzo por volver a enfocar tu mente en la respiración y evita pensar en cualquier otra cosa.
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